Cerro del Hierro
La acción de las lluvias durante millones de años y el trabajo del hombre durante siglos, han dado como resultado un entorno mágico, lleno de luces y sombras, recovecos y oquedades, tajos y túneles... declarado Monumento Natural Cerro del Hierro, el cual puede conocer a través de este sendero que la Consejería de Medio Ambiente pone a su disposición.
El Cerro del Hierro fue, hasta 1.980, testigo del duro trabajo de extracción del hierro y esquisto, labores que se remontan hasta época romana. Sin ser nunca abandonada por el resto de culturas que pasaron por estas tierras, fue a finales del s. XIX y principios del XX cuando tuvo su máximo esplendor. Se levantó el Poblado Minero (Ver 1 en el mapa), donde vivían los empleados de la mina y las Casas de los Ingleses (2) , que construidas en un inconfundible estilo colonial, daban cobijo a los ingenieros y gestores de la mina.
Pero además del rendimiento económico, la extracción del mineral dejó al descubierto un impresionante conjunto de agujas, recovecos y oquedades, resultado de un proceso de disolución de la roca caliza ocurrido mucho tiempo atrás, cuando en la zona teníamos nada más y nada menos que un clima tropical, lluvioso y húmedo permanentemente durante todo el año. A este tipo de paisaje se le conoce como modelado kárstico.
Cercano a las Casas de los Ingleses se encuentra el inicio del sendero, donde unos alcornoques (3) nos dan la bienvenida. Si somos un poco suspicaces podemos ver como el terreno nos da pistas... ¿observa cómo el suelo, en el desnivel a nuestra izquierda, se dispone en planchas de material, paralelas unas a las otras? Esto es lo que se denomina esquistosidad y es la característica que da nombre a uno de los minerales que aquí se extraían: el esquisto.
Pero... ¡deténgase un momento y observe el suelo! ¿Algo brilla? ¿qué puede ser?... Es el oligisto, pequeños cristales repartidos por todo el camino y que dan fe de los intensos trabajos mineros.
Durante este primer tramo de sendero, vemos recuerdos de la antigua actividad industrial: depósitos de aguas, postes de luz... Dejando a nuestra derecha uno de estos últimos (4) , nos internamos en la mina propiamente dicha, a través de un pasillo de jaras pringosas. Nos llama primeramente la atención, un pequeño mirador (5) , que muestra una de las cuencas de extracción de mineral y que nos sirve para darnos una idea de la envergadura de los trabajos que aquí se desarrollaban. El mineral extraído era cargado en vagonetas, para posteriormente ser trasladado en tren hasta el Puerto de Sevilla.
Las cuencas se suceden conectándose por impresionantes tajos de paredes verticales... En estos puntos de mayor humedad vemos como crece una especie emblemática de esta zona: el durillo, acompañado por adelfas e higueras que aprovechan el respiro que la sombra les ofrece. En este lugar encontramos revoloteando a los aviones roqueros y en la época estival a la golondrina daúrica, que aprovechan los escondrijos en las rocas para anidar.
Nos internamos un poco más y ahora somos nosotros los que nos encontramos en un pasillo de paredes prácticamente verticales. Aquí se suceden túneles y tajos que comunican unas cuencas con otras, dando forma a una maraña de caminos. Al finalizar este primer pasillo vuelven a aparecer las ¡aras pringosas que en floración, de abril a junio, dan una nota de color blanco al paisaje ocre del Cerro. Fíjese en las lágrimas rojas que presenta esta flor en la base de los pétalos.
Tras un nuevo pasillo entre rocas, realizamos una bajada a través de una escalera de madera y ya estamos poco a poco abandonando la mina, pero antes llegamos a una zona donde el modelado cárstico nos deja impresionados 7 Las formas de la roca son verdaderos caprichos de la naturaleza, labrada por siglos y siglos de lluvia tras lluvia, que ha ido disolviendo los materiales calizos hasta crear un espectacular esqueleto de piedra. Observe las sombras que crean estas rocas, como según la posición del sol cambian en un juego mágico. Las agujas blanquecinas se levantan como las grandes chimeneas de la ciudad encantada que representa el Cerro del Hierro. Aquí podemos ver entremezclados ejemplares de cornicabras y durillos, protagonistas de la vegetación de la zona.
Nos alejamos de la mina... ahora es el momento de sacar los prismáticos y ver como a nuestra izquierda se despliega una impresionante panorámica del paisaje que hemos visitado (8) Con suerte y paciencia, explorando el cielo, podremos ver a la cigüeña negra, muy huidiza del hombre, al contrario que su pariente cercana, la cigüeña blanca. No será tan difícil ver sobrevolando el cerro, aquellas rapaces comunes a todo el Parque Natural Sierra Norte, como el ratonero común, muy importante en el control de las poblaciones de roedores.
Este sendero nos ha presentado una de las joyas del Parque Natural Sierra Norte, pero no es la única... en sus inmediaciones podemos contemplar uno de los escasos enclaves de robles melojos existentes en Andalucía y cerca de San Nicolás del Puerto, se encuentran las Cascadas del Huesna con caídas de agua de hasta (10) metros de altura y que fueron también declaradas Monumento Natural por su importante valor geológico.
Destrozo sistemático del paisaje !!!!
Comentarilio anterior.
bonita ruta.buena señalizacion
Hola me parece magnifico que cuiden y SEÑALEN las rutas
Se han cargado el cerro del hierro con esas vallas y esos sender
Se han cargado el cerro del hierro con esas vallas y esos senderos señalizados. ¿Por qué tenemos la manía de "humanizarlo" todo?. Los paisajes salvajes, salvajes deben quedar y el hombre no es quién para poner allí nada que recuerde a él. Además, al atraer de esta manera al público se contribuye a la degeneración del paisaje natural. ¿Seguridad? los accidentes están en todas partes... sólo hay que andar con cuidado, como todo en la vida.