Camino de las Viñuelas y el Barco
Inicio: Fuente de la Oliva de Montoro
Final: Núcleo urbano de Algallarín (Adamuz)
Distancia aproximada: 11,5 km (ida)
Localización: Margen derecha del Guadalquivir entre Montoro y Algallarín. Se accede al Inicio de la ruta desde el Puente de las Donadas de Montoro tomando la carretera CO-414 (Montoro-Adamuz) donde a pocos metros, por bajo, se localiza la fuente de la Oliva.
Clasificación: Ruta fácil, de trazado lineal, ideal para realizarla a pie, en bicicleta o a caballo.
El itinerario coincide en su mayor parte con la vía pecuaria “Vereda de las Viñuelas”. Iniciamos la ruta en la Fuente de la Oliva, junto al Puente de las Donadas de Montoro donde podemos avituallarnos de agua. Continuamos por la carretera CO-414 paralelos al margen derecho del Guadalquivir, dejando a un lado viejas aceñas y anclajes de barcos que en su día fueron la única vía de comunicación con las comarcas serranas. Hasta hace muy poco, el conocido como “Barco de Manolón” cruzaba desde Montoro al Peñón de la Golondrina, que aún conserva el antiguo anclaje.
Aproximadamente en el punto kilométrico 19 deberemos permanecer atentos a un camino a nuestra izquierda que cogeremos para abandonar la carretera que gira al norte, hacia la antigua fábrica de aceite de la Alcaparra.
Una vez en el camino, estaremos sobre el trazado de la Vereda de las Viñuelas y del sendero de gran recorrido GR-48 (Sierra Morena), señalizado por la Federación Andaluza de Montañismo. Vadeamos el arroyo del Judío donde afloran las cuarcitas del Devónico, materiales muy antiguos si tenemos en cuenta el contraste con las terrazas del Guadalquivir, del Cuaternario, que escoltan gran parte del camino con pitas y encinas dispersas.
Al llegar a la siguiente vaguada, en el arroyo del Mojino o de la Tía Lara, giramos hacia el norte remontando el sendero. El camino casi se pierde, ascendiendo entre pedradas de cuarcitas y conglomerados, donde la falta de cultivos y el abundante matorral de aulagas y cantuesos nos revelaran que hemos llegado a los rasos del “Descansadero de la Benigna”. Desde este antiguo descansadero de ganado apreciamos cómo vamos abandonando el valle del río y nos adentramos entre murallones de matorral que apenas deja ver el empedrado de cantos y molinaza perfectamente definido, que marca nuestra senda.
La pendiente ascendente se vuelve más suave conforme nos acercamos al cruce de las “Atalayuelas” y el matorral adyacente más representativo muestra el antiguo bosque mediterráneo (chaparros, lentiscos, estepas, aladiernos,…). Deberemos prestar atención al cruce ya que aquí se unen dos vías pecuarias, la “Vereda de las Viñuelas” y la “Vereda de las Atalayuelas”, continuaremos por esta última a nuestra izquierda, buscando ahora la dirección del valle del Guadalquivir. Bajaremos para después subir hasta la Loma del Barco, dejando a nuestra izquierda el molino y las casas de las Atalayuelas. En este punto aconsejamos detenernos para disfrutar de la panorámica: a la derecha, el embalse del Arenoso se pierde por las estribaciones de Sierra Morena entre olivares y retazos de monte con enebral; al sur la vega dibuja un amplio meandro en dirección al núcleo urbano de Algallarín.
Descendemos mientras se deja a un lado el caserío de la Loma del Barco y la presa del Arenoso, el camino va perdiendo entidad si no fuera por las paredes de piedra y el matorral que nos indican el antiguo trazado de éste. Ya casi en la vega, donde confluye el valle del Arenoso con el del Guadalquivir, la ruta aun nos deparará una sorpresa: “la dehesa de la Cejuela”. Es rarísimo encontrar este paisaje de añejas encinas entre tierras de cultivo y a la orilla del río. Posiblemente en el pasado fuese lugar de descanso o espera en los casos en los que la corriente del río Arenoso en su desembocadura impidiese el paso por el vado. Actualmente alberga una nutrida comunidad de paseriformes como jilgueros, verderones y carboneros.
Al llegar al río Arenoso, remontaremos el cauce hasta el final de la dehesa en dirección a la presa, hasta cruzarlo por un paso habilitado para la vía pecuaria. Ya en la orilla opuesta, un camino alternativo, nos vuelve en dirección a la desembocadura, a través de un bello soto ribereño que se encamina hacia el Guadalquivir entre álamos blancos, chopos y verdes saucedas, hasta el puente sobre el río. En este punto tomaremos la carretera, ya en el término municipal de Adamuz, en dirección al núcleo urbano de Algallarín, un poblado de colonización construido en los años cincuenta en una antigua dehesa que perteneció a los frailes de San Jerónimo. Como broche final, recomendamos la visita a este bello y tranquilo poblado donde finaliza nuestra ruta.
Observaciones: Se puede realizar
una ruta circular, cruzando el puente sobre el Guadalquivir y conectando con
la Ruta Montoro-Algallarín, para volver al municipio de Montoro.
Ruta facilitada por la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir