Fábrica de la Luz-Puerto de Cómpeta
El acceso motorizado es posible hasta la llamada "Fábrica de la luz", en Canillas de Albaida, a la que se llega desde el mismo pueblo tomando la calle o camino que se desvía a la derecha justo en la entrada actual del casco urbano. Se pasa por la ermita de Santa Ana y se continúa dirección a la Sierra hasta un cruce de caminos conocido como "Los alamillos", en el que debemos desviamos tomando la pista de la izquierda. La Fábrica se encuentra señalizada, sirviendo también de guía las indicaciones que conducen a la cantera, pues se encuentran relativamente próximas.
Una vez en las instalaciones recreativas, se inicia el camino a pie tomando una senda que cruza el arroyo en la parte trasera del edificio principal. Aquí el curso de agua es espectacular, dado que suele ser caudaloso, discurre entre rocas con un agradable murmullo y la abundante arboleda proporciona umbría y frescura. Aquí se encuentran con frecuencia madroños, durillos, adelfas, almeces, sauce blanco, helechos de gran porte y una serie de pequeñas huertas primorosamente cuidadas donde se cultivan olivos, higueras, nogales y algunos frutales. Los pájaros frecuentan este entorno y acompañan con sus trinos el recorrido.
A pocos minutos se cruza el arroyo por una pasarela de madera o apoyando en rocas sobre el agua, llegando a una pequeña estación de aforo. La senda continúa pudiendo apreciarse el uso antiguo de la misma por arrieros, pastores y trabajadores de la sierra en general, pudiendo apreciarse elementos humanos como el empedrado del suelo. Los cantos redondeados y algunos casi brillantes, delatan cl intenso uso de este camino en la antigüedad.
En las márgenes del camino es fácil encontrar enclaves rocosos en los que se asientan especies de la flora con cierto interés como algunas especies de Reseda, Linaria, Saxifraga, Geranium, Campanula, Arenaría, etc.
A media hora de trayecto se llega al llamado "Cortijo del Chato", justo enfrente de una gran cavidad en la roca que se conoce como "Cueva del Melero", aquí se deja el margen del barranco alejándonos del curso de agua para salir a una pista rural poda que habremos de seguir en dirección de aguas arriba unos trescientos metros. A la izquierda dejaremos un dique de medianas proporciones una vez que la senda se aproxima nuevamente al cauce del arroyo. Aquí las aguas desaparecen de la superficie, discurriendo bajo el lecho de grava prácticamente ya en todo el recorrido. El caudal va a depender sensiblemente de la cuantía de las lluvias a lo largo del año en curso.
En otra media hora de camino, el trayecto acentúa la pendiente serpenteando por la ladera del monte junto a una zona de huertas de riego. Es el cortijo del Chaparral. Aquí se hacen más frecuentes los alcornoques, algunos de porte magnífico, así como los castaños, procedentes de antiguos cultivos.
Cuando se pasan los bancales, nos encontramos con el arroyo del Barranco de la Mina, generalmente de aguas permanentes, si bien su caudal varía bastante de unos años a otros. En esta zona se hace muy notable el cambio de materiales litológicos es decir de la roca o materiales del suelo. A poco que nos fijemos podemos apreciar que dominan los tonos pardos, marrones y que la textura es más arcillosa, es decir, forma barro más fácilmente. Si recordamos el trayecto pasado o bien si miramos a la ladera de enfrente, podemos comprobar que las rocas son más escarpadas, de color gris o blanco, generando por erosión restos arenosos. Los materiales pardos son de naturaleza silícea (ricas en sílice o cuarzo o por el contrario, pobres en cal) y suelen corresponder a rocas denominadas esquistos y gneis, son del grupo de las pizarras. En el segundo caso corresponden a materiales carbonatados en el que el componente fundamental es el carbonato cálcico o cal, de donde deriva su color blanco. Estas rocas se denominan mármoles y dolomías, del gran grupo de las calizas, existiendo ligeras diferencias entre ambas en función de matices en su constitución y proceso de origen.
Continuando el sendero llegamos en quince minutos a otro núcleo antiguamente habitado. Es el cortijo de Camacho, actualmente con explotación agraria dedicada a la ganadería extensiva tradicional, donde se pueden encontrar ejemplares representativos de las razas "rubia malagueña" y "serrana", así como los típicos perros de pastor "el perro de aguas español".
Continuando la senda, se llega a una zona donde el matorral es denso, en este tramo cruzamos el barranco de la Fuente de la Teja, que suele llevar agua gran parte del año, en el arroyo vuelve a oírse el rumor del agua corriente aunque en un breve trayecto. La senda cruza el barranco por una zona que normalmente no lleva agua y de este modo cambiamos a la ladera opuesta. En esta zona se aprecian bien los materiales carbonatados y las arenas resultantes de su erosión. Es por ello que el puerto al que llegamos a continuación, ya en la pista forestal recibe el nombre de "Puerto Blanquillo". En este lugar pueden recogemos en vehículo.
Si queremos continuarla ascensión, el sendero continúa hacia el puerto de Cómpeta, atravesando una zona de pinar joven muy denso. Llegados a la cantera hay que tener precaución pues en ocasiones se procede a la voladura de rocas, por lo que conviene advertir de nuestra presencia. Aquí se llega hasta una pista forestal que habremos de seguir hacia abajo hasta encontrar nuevamente la señal donde se vuelve a tomar el sendero. En este punto, el camino coincide con el descrito como n°- 4, conocido como Raspón de los moriscos.
Fuente: Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía