De Montoro a Cardeña

Recorrido: Montoro, Cardeña

LongitudDuraciónDesnivelTipoDificultadA pieEn biciEn coche
longitudduraciondesniveltipo linealdificultad bajaruta a pie no posibleruta en bici posibleruta en coche posible
32 Km2 horasLinealBajaNoSiSi

Mapa de rutaInicio: El punto de partida se encuentra a 7,5 kilómetros de Montoro en el cruce de la carretera N-420 con la C-510.

Final: Localidad de Cardeña.

Localización: Términos municipales de Montoro y Cardeña. Partiendo de Montoro tomamos la N-420, dirección a Cardeña. En el kilómetro 7,5 encontramos el cruce antes mencionado. Hay que tomar la vía de la izquierda que corresponde a la C-510, antigua carretera que unía Montoro con Cardeña actualmente en desuso y por la que discurre nuestra ruta.

Distancia aproximada: La ruta propuesta tiene una longitud de 32 kilómetros. Por su trazado y tranquilidad de tráfico es recomendable para realizarla en bicicleta, aunque requiere una mínima preparación. También puede realizarse en automóvil. Si hemos de volver a Montoro es interesante hacerlo por la N-420.

Punto de avituallamiento: Podemos abastecernos en las localidades de Montoro (a la salida) o de Cardeña (a la llegada). También encontraremos en las inmediaciones del cruce mencionado varios mesones y restaurantes donde reposar y degustar una magnífica comida.

Clasificación: Ruta fácil ideal para realizarla en bicicleta o automóvil. Si utilizamos el vehículo podremos detenernos en los muchos puntos de interés paisajístico, botánico y faunístico que nos ofrece la sierra de Montoro y su Parque Natural.

 

Los primeros kilómetros discurren entre olivares, primero en terreno llano, luego cuesta abajo hasta el arroyo Arenosillo, y más tarde ascendiendo, si bien ahora las márgenes de la vía están flanqueadas por un frondoso matorral de lentiscos, chaparros, torviscos, genistas y jaras, salpicado de encinas, que tan pronto parece va a comerse la carretera como desaparece en algunos tramos.

A medida que avanzamos, se observa que la vegetación natural ocupa algunas cimas y, sobre todo, cómo a veces forma hileras vegetales que constituyen las lindes entre parcelas.

A partir del kilómetro 16 el paisaje sufre una metamorfosis absoluta: desaparecen por completo los montes rayados de olivar, la alternancia del verde y el ocre, y la hegemonía pasa a ser de las repoblaciones de pinar, que inundan de verde la pupila del observador y constituyen un tupido vello para el relieve. Paradójicamente, la existencia de pinos secos, que llegan a formar manchas de tonalidades marrones, introduce un contraste cromático que aumenta la calidad visual del entorno. Entre los kilómetros 25 y 26, la carretera se torna en un magnífico mirador sobre el valle del río Arenoso, que se pierde en lontananza.

Es hora de detenerse y recrear la vista con el panorama. Pasado el kilómetro 26 se produce otro sorprendente cambio de paisaje, y sobre una topografía más suave las dehesas de encinas son protagonistas. Si por casualidad no se ha podido ver ningún ciervo en los montes de pinar, es probab

le que ahora se consiga. Se sigue avanzando y kilómetro tras kilómetro la dehesa confirma su belleza, basada en la conjunción de unos ejemplares adultos de hermosas copas sobre una alfombra de pastizal. Junto a las encinas veremos ejemplares de quejigo e incluso algún que otro roble melojo.

 

Ruta facilitada por la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir Alto Guadalquivir