Recorrido por Jauja
Jauja le debe a los árabes su nombre, que proviene de "Xauxa" que significa pasadizo o portillo, ya que su ubicación era el punto utilizado por los árabes para conectar Granada con las llanuras de Écija. De la época de los árabes son los sistemas de regadío, las acequias, las albercas y, por supuesto, la aceña. Jauja fue árabe hasta finales del siglo XIV.
En el siglo XVIII pasó a pertenecer a los Duques de Medinaceli, para a partir del siglo XIX pasar a constituirse como una pedanía de Lucena. Además, Jauja, según Lope de Rueda era una tierra cuyas calles estaban empedradas con piñones, con un arroyo de leche y otro de miel, donde ataban los perros con longanizas y no se trabajaba. Actualmente cuenta con una población que ronda los mil habitantes.
Jauja se halla situada al SO de la provincia de Córdoba e igualmente al SO del Término Municipal de Lucena, al que pertenece. Lo que pudiéramos llamar tierra de Jauja se extiende por una franja de terreno del mencionado término, entre los cauces de los ríos Genil y Anzur.
Su relieve es bastante accidentado debido, por un lado, a encontrarse en las estribaciones de las Subbéticas, y, por otro, a la naturaleza de su suelo que ha hecho que los cauces de los ríos anteriores se hayan encajado, dejando numerosas laderas en sus orillas y bastantes arroyos, los cuales, igualmente, penetraron en los blandos materiales litológicos formando, en conjunto, un paisaje muy accidentado de cuestas, escarpes, hoyones, encajonamientos, etc. Su suelo está constituido por capas sedimentarias cuaternarias, muy alteradas por la erosión y otros agentes morfológicos, formadas principalmente por arcillas. Lo podemos dividir en dos zonas: tierras rojas y blancares.
La red hidrográfica, ríos y arroyos, se ha ido configurando en este relieve a base del encajonamiento de la misma en los frágiles materiales hasta abrirse hacia la campiña sevillana. La zona podríamos considerarla como un influvio de los ríos Genil y Anzur, con una red de drenaje formada por numerosos arroyos, entre los que destacan: los de S. Miguel, Bermejo, Blanco, Colorado, Fuillerat, Monje, etc. Éstos permanecen secos, prácticamente, todo el año, pero en la época de lluvias, sobre todo si son torrenciales, bajan con gran caudal, provocando la erosión del suelo cultivable y, en ocasiones, grandes inundaciones. Los arroyos Colorado y Blanco, los destacamos por desembocar al Genil en la misma población de Jauja, juntándose en los últimos metros de su recorrido, no sin antes haber atravesado todo el pueblo, que tiene sus calles configuradas longitudinalmente a lo largo de los mismos.
Lo religioso está presente en los más variados aspectos de la vida del Pueblo: en las fiestas, en los cultos, en la toponimia, etc. Las dos principales fiestas locales son las que se celebran en honor de sus patronos: Santo Domingo de Guzmán y la Virgen del Rosario; la primera en los días 2, 3 y 4 de Agosto y la segunda el 7 de Octubre, durante la cual se saca en procesión la imagen de la Patrona del pueblo que se venera en la Iglesia parroquial.
En Semana Santa se procesionan las imágenes de Jesús Nazareno, Cristo Crucificado, Cristo de la Humildad, Virgen de los Dolores, Virgen de la Soledad y Santo Entierro. El Domingo de Resurrección hay que destacar la representación de la Matanza de Judas, donde un muñeco que representa a aquél es colgado en el centro de la calle principal del pueblo y sobre el que disparan los miembros de la banda de cornetas y tambores de los Romanos ataviada con trajes de la época.
La tradición popular de las cruces se atestigua con la pervivencia de dos de ellas. Una está situada en la Huertas de los LLanos, enmarcada en un pequeño temple de mampostería, a la que se dedican cultos religiosos y fiestas en el mes de Mayo. Otra se eleva a modo de monolito en la llamada Sierra ( de Jauja)
La Iglesia de Jauja fue construida por orden del Marqués de Comares, perteneciente a la Casa de Medinaceli, en 1779. Diez años más tarde, el 29 de marzo de 1789 fue bendecida. La Iglesia tiene planta basilical en la que se inscriben dos naves principales que se cruzan a modo de cruz latina, dejando a los lados de la nave principal dos naves paralelas a la central. La cabecera o ábside tiene forma igualmente rectangular. La nave central sostiene la bóveda de cañón que la cierra. Esta bóveda se eleva sobre una comisa volada, que a modo de friso está sostenida por unas pilastras terminadas en capiteles corintios. Las naves laterales son de menor altura que la central, abriéndose al interior de la nave central por espacios que se cierran en arcos de medio punto; cada una de estas naves está dividida en cuatro tramos, cada uno de los cuales está cerrado por bóvedas elípticas. Exteriormente la Iglesia tiene tres portadas de las cuales la principal es la que se levanta a sus pies. Las portadas laterales son de piedra y de estilo neoclásico.
El pasado árabe de Jauja queda materializado en las ruinas arqueológicas de la Aceña. Esta aceña subsiste casi como la pudieron trazar los árabes, ya que los edificios de los molinos eran de gruesos muros de piedra con aparejo de sillería y mampostería y aperturas formadas por arcos de medio punto. Su ubicación junto al río tiene la finalidad de que las corrientes de agua del Genil movieran las piedras del engranaje del molino para poder moler la materia prima y obtener así la harina.
Jauja mantiene todavía en su configuración como pueblo elementos propios de la arquitectura popular que la sitúan inmediatamente en su ambiente de campo y zona rural. En lo que se refiere a la arquitectura de las viviendas se pueden encontrar todavía las pequeñas casas con la cal y la teja como elementos definidores.
Ruta facilitada por la Fundación Ruta del Tempranillo
Más información: http://www.rutadeltempranillo.org
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