Ribetehilos

LongitudDuraciónDesnivelTipoDificultadA pieEn biciEn coche
longitudduraciondesniveltipo linealdificultad bajaruta a  pie posibleruta en bici no posibleruta en coche no posible
720 metros20 minutos3 metrosLinealBajaSiNoNo

La magia de Doñana reside, entre otras cosas en que dependiendo de la época del año en que la visitemos tendremos la oportunidad de disfrutar de la diversidad de sus paisajes. Este sendero que la Consejería de Medio Ambiente pone a su disposición es una manera de conocer algunas de las riquezas de este parque: lagunas, dunas, aves, pinares y testimonios de la forma de vida de sus pobladores. La naturaleza y el manejo del hombre en Doñana han sido definitivos para dar forma al paisaje que tiene ahora ante sus ojos.

 

mapa de ruta
 

Al inicio del sendero nos encontramos con una masa de eucaliptos (Ver 1 en el mapa), acompañados de palmitos (2), la única palmera autóctona de Europa. Por cierto, un poco enana si la comparamos con las que nos encontramos en los paseos de nuestras ciudades.

Este paisaje nos sirve para reconstruir la historia de este lugar. Los abuelos de los actuales pobladores vivían de la actividad recolectora, el carboneo, la ganadería y la caza en un entorno de matorrales de jaguarzos y plantas aromáticas. Pero, a partir de 1 930, con la intención de evitar el paludismo (enfermedad muy extendida por estas tierras) y desarrollar económicamente la zona, se intervino de manera radical sobre este espacio. Éste es el origen de los poblados forestales conocidos como Los Bodegones, Los Cabezudos y el cercano Abalario. La primera intervención fue, la masiva plantación de pinos piñoneros y eucaliptos. Los primeros para fomentar el desarrollo económico con la recolección de la piña y los segundos para paliar la demanda de papel y desecar lagunas, entendidas entonces como focos propicios para la propagación del paludismo.

eucaliptoEstamos muy acostumbrados a la presencia de eucaliptos en nuestros campos, pero ¿sabía usted que provienen de Australia, donde se encuentran hasta 600 especies distintas? Estos árboles de crecimiento rapidísimo son unos grandes competidores para otras plantas, bombean gran cantidad de agua con sus poderosas raíces que se extienden por los primeros metros de suelo, impidiendo el crecimiento del matorral propio que existía en la zona hasta entonces.

Por ello, a partir de 1993 y para recuperar el paisaje que los antiguos pobladores conocieron, se sustituyeron los eucaliptos por vegetación autóctona, propia de Doñana. Jaguarzo, alcornoques, retama y... ¡más pinos! Fíjese en ellos; verá por las diferencias de porte los que se plantaron en los años 30 y 40 3 y los que son de repoblaciones recientes (4) .

Hablando ahora de otros elementos interesantes de este sendero, tenemos que destacar el sustrato arenoso por la que discurre y la hilera de lagunas, que nos acompañará al adentrarnos en el sendero, la primera de ellas es la Laguna del Galápago (5) . La acumulación arenosa se forma gracias a la fuerza
del viento que trae la arena desde la playa y, aquí en su frente, se ha formado una hilera de lagunas que ofrecen singularidad a este entorno, ya que su presencia favorece que vivan aquí especies vegetales propias de las riberas de ríos Además, en ellas podremos ver, sobre todo en invierno: fochas, patos, calamones…

pinosEn Ribetehilos, que precisamente significa hilera ¡de lagunas, se da un proceso de gran interés: en la estación seca se da la formación de carbón vegetal en las turberas (5) El encharcamiento continuo, las suaves temperaturas y la alta acidez de este terreno arenoso provocan la descomposición lenta de las plantas y raíces muertas. Tras miles de años, se forma un carbón vegetal llamado turba, que da poco calor al prender, ya que es muy terroso y poco denso. Al secarse las lagunas dejan al descubierto los primeros pasos de la descomposición, que si no alteramos, formará en un futuro, el negro combustible.
Ya finalizando el sendero, encontramos unos bellos ejemplares de madroños (6) , especie también protagonista en la recuperación del paisaje. Si paseamos por Ribetehilos en noviembre - diciembre encontraremos este matorral cargado de las flores de ese año y de los pequeños frutos del año anterior. Rojos y jugosos, estos frutos constituyen todo un manjar para la fauna de la zona, acostumbrada a la escasez de alimentos. Pruebe a comerlos, pero... ¡con moderación!. Su pulpa contiene alcohol y su consumo en exceso aturde provocando dolores de cabeza.

En el pequeño quiosco que encontrará en el sendero puede descansar y quizás podrá observar las rapaces que sobrevuelan las lagunas y las arenas en busca de alimento y que utilizan los eucaliptos como reposaderos. Águilas calzadas, culebreras e, incluso, el águila imperial ibérica surcan los cielos de estas tierras arenosas. Una buena guía de aves y unos prismáticos son un recurso indispensable para disfrutar al 100% de Doñana.

Si lo desea tiene la posibilidad de continuar el recorrido por la zona, gracias a unas pasarelas; una bordea la laguna y la otra se interna un poco más en la hilera de lagunas. También puede disfrutar de los carriles de cicloturismo que complementan la oferta de uso público de la zona y que nos sumergen en el inmenso océano de pinos que representa El Abalario, así como conocer los distintos poblados forestales diseminados por el terreno.

 

perfil del ruta
 

Fuente: Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.