Sendero de Guadalora

Recorrido: Cortijo de Sta.Cruz, Molino de la Paloma, Puente de Esira

Longitud	Duración	Desnivel	Tipo	Dificultad	A pie	En bici	En coche
6.400 metros	3 horas	0 metros	Lineal	Media	Si	No	No

Oficina de información

Oficina de información: Centro de Visitantes Huerta del Rey

Dirección: Ctra. Hornachuelosd - San Calixto, km 1,5

Localidad: Hornachuelos

Provincia: Córdoba

Teléfono: 957641140

Es difícil observar en Andalucía una ribera de un río tan frondosa como la que nos ofrece el cauce del Guadalora: alisos, olmos, sauces... pero, sin duda, destacan los ejemplares centenarios de almeces, árboles llenos de historia, testigos mudos de como el hombre ha sabido aprovechar el agua que este río le ofrecía. Este sendero, que la Consejería de Medio Ambiente pone a su disposición, es una joya botánica de alto valor ecológico...¡conservémoslo!
Se accede al itinerario desde un camino que parte a unos 450 metros del Centro de Visitantes "Huerta del Rey" en dirección a San Calixto desde Hornachuelos. El inicio del sendero se encuentra en el acceso a unas cortijadas, a 1,5 Km del desvío anterior. Este va a ser un tramo muy distinto del que nos encontraremos unos kilómetros más adelante. Estamos en Sierra Morena y es inevitable encontrarnos con su paisaje más característico: la dehesa (Ver 1 en el mapa) donde el hombre ha sabido aprovechar los recursos naturales en equilibrio con la naturaleza. Pero en esta impresionante meseta que se nos abre ante nuestros ojos, también hay pastizales ^ donde el cernícalo cobija a sus crías y olivares 3 donde revoletean mirlos y alcaudones.

En medio de estos campos, donde se mezclan pastizales, cultivos de secano y olivares en regadío, nos sorprende la Fuente del Conejo 4 , donde la presencia de agua nos da un pequeño aperitivo de lo que nos vamos a encontrar un poco más adelante: almeces, olmos y sauces. Bajo la sombra de alguna de las hermosas encinas que nos encontramos al borde del camino podemos hacer una parada, sacar nuestros siempre imprescindibles prismáticos e intentar observar el vuelo de rapaces como el halcón peregrino, el águila perdicera o el águila real. Con un poco de suerte veremos el buitre más grande de España: el buitre negro.
Mientras descendemos hacia el curso del Guadalora 5 t aún encontramos ejemplares de olivos de antiguas explotaciones. Pero no vamos a pasarlos por alto... observe sus hojas y frutos y reténgalos en su memoria, quizá luego pueda servirnos.

Poco a poco nos internamos en un bosque mediterráneo de encinas, coscojas, durillos, madroños... Cierre un instante los ojos y concéntrese en los olores de este enclave... las plantas aromáticas son uno de las principales constituyentes del sotobosque mediterráneo.
El descenso, algunas veces incómodo, nos deja panorámicas impresionantes. La primera de ellas 6 nos muestra la parte norte del valle del Guadalora. Este bosque da cobijo a una importante fauna. Es fácil que durante la bajada encontremos algún ciervo que huye rápidamente por los riscos al sentir nuestra llegada. Un poco más abajo nos espera una vista sobre la parte sur del valle 7 desde donde podemos divisar con mayor claridad el curso del río, delatado por el frondoso bosque de ribera que lo circunda. Tras él, a la izquierda, en las zonas de umbría, crecen frondosos quejigos, mientras que en la ladera derecha, con una mayor insolación, aparecen encinas y acebuches. Pero observe cómo las plantas alcanzan los riscos más agrestes. Las raíces de éstas retienen la tierra en las épocas de lluvias, cuando se dan fuertes crecidas, evitando así la erosión y la pérdida del suelo fértil.
Conforme nos hemos ido adentrando en la ladera, apreciamos cómo los olivos van apareciendo más aisladamente. Acerqúese a uno de ellos y vuelva a observar la hoja y el fruto... ¿son exactamente ¡guales a los que vimos un poco más arriba? No, ¡¿verdad?. Ahora se encuentra frente a un acebuche, el olivo silvestre, muy semejante a su pariente pero en ocasiones diferente en algunas características.

Una vez finalizado nuestro descenso, comenzamos a escuchar el rumor del transcurrir del agua... el Guadalora se encuentra muy cercano y el Molino de las Palomas 8 nos da prueba de ello. En esta antigua construcción se utilizaba el torrente para moler el trigo cultivado en la meseta. Los propietarios de los cortijos pagaban al molinero, a través de la "maquila", dejando una parte del trigo molido. El ruidoso revoloteo de las torcaces que huyen a nuestro paso nos da una pista del porqué del nombre del molino.
Finalmente alcanzamos la ribera del río, frondosa y repleta de una vegetación frágil, de alto valor ecológico: fresnos, alisos, olmos, sauces... Pocas riberas en Andalucía se encuentran en tan buen estado de conservación como la del río Guadalora. Muestra de ello son los majestuosos almeces centenarios 9 , a cuya sombra podemos refrescarnos, observando el movimiento de los sauces de la orilla opuesta mecidos por el viento. El Guadalora, como buen río mediterráneo, pierde, en verano, gran parte de su agua, discurriendo su caudal de forma subterránea en algunos tramos, pero aflorando de nuevo y dejando además pequeñas pozas donde se cobija la fauna acuática que sobrevive al estío. Por ello, el otoño y la primavera son las épocas ideales para realizar este sendero, cuando el Guadalora se encuentra en pleno estallido de vida.
En el último tramo del río cruzamos varias veces el cauce. A escasos metros del final encontramos una antigua cantera de rocas calizas 10 de donde se extrajeron las piedras necesarias para la construcción de la carretera que conduce al embalse de Bembézar.
El final del sendero se encuentra en el Puente de Esira 11, pero... ¡no se quede aquí!. La oferta de Uso Público de las proximidades se complementa con otro sendero que comienza en las proximidades. El Sendero del Águila nos remonta al Centro de Visitantes Huerta del Rey, desde donde se abren nuevas posibilidades para conocer más y mejor el Parque Natural de Hornachuelos, corazón de Sierra Morena.