Las Grúas/San Antonio
Inicio: Las Grúas de El Carpio
Final: San Antonio
Distancia aproximada: 17 Km.
Localización: Margen izquierda del Guadalquivir en la ribera de El Carpio. Accedemos a la Ruta desde la autovía de Andalucía, N- IV (salida 374 San Antonio-El Carpio).
Clasificación: Ruta fácil, de trazado lineal, ideal para realizarla a pie, en bicicleta o a caballo.
Iniciamos nuestro itinerario en las Grúas de El Carpio, edificio hidráulico que en su día sirvió para elevar el agua del río y regar las huertas cercanas. Detrás, desde un barandal y a la sombra de unos eucaliptos, podemos deleitarnos con garzas, martinetes y cigüeñas que esperan sobre la antigua azuda de mampostería de piedras. El embalse de El Salto, aguas arriba, provoca una considerable disminución del caudal del río en este meandro y una eutrofización de sus aguas. Muchos peces quedan atrapados en el intrincado sistema de isletas y pedregales de las azudas, donde aves asiduas como martinetes y cormoranes encuentran un fácil y abundante alimento.
Al lado de las grúas se localiza la ermita de San Pedro, situada en lo que fue la antigua fortaleza de Alcocer, donde aún quedan restos de la antigua muralla.
Tras la visita a las Grúas y San Pedro, continuamos por el sendero paralelo a la margen izquierda del Guadalquivir coincidiendo con el “Área Recreativa Aceñas de El Carpio”, un sendero habilitado por el Ayuntamiento de la localidad como zona de esparcimiento y disfrute, con aparcamientos, bancos de piedra, y cinco zonas de estancia a lo largo de todo el sendero. Igualmente cuenta con un circuito gimnástico con 19 estaciones, practicable a pie, en bicicleta o caballo.
La puesta en valor de este sendero hace que podamos disfrutar a su vez de un itinerario botánico donde se hallan representadas las especies de ribera más comunes de la zona. En esta comunidad vegetal se localizan magníficos ejemplares de taraje y álamo blanco que dan sombra a una flora umbrófila (amante de la sombra) como el aro en los que se ha instalado una nutrida colonia de rabilargos, conocidos popularmente como mojinos. Las numerosas isletas dan cobijo a una rica comunidad de sauces y zarzales donde fochas y gallinetas se refugian entre las impenetrable vegetación de la orilla.
La parte final del sendero habilitado, muy cercanos al río con un escaso caudal en este tramo, propicia que casi se pueda cruzar al otro lado, por el vado conocido como “bajo de Quintanilla”. Aguas abajo, una extensa llanura aluvial conocida como “La Huelga”, fue en parte una antigua gravera. Los tarajes han empezado a colonizar los montículos, y las charcas artificiales formadas en épocas de lluvia son enclaves asiduos de multitud de anfibios como sapos, tritones jaspeados y ranas en periodo reproductor. Es importante destacar cómo estas graveras aunque no lo parezca, pueden ser también un hábitat recuperable para muchas especies colonizadoras.
Los álamos negros (chopos) que custodian el camino, nos brindan la oportunidad de detenernos en ese nivel de terraza fluvial para contemplar la extensa llanura. De nuevo el itinerario nos llevará en dirección al río donde tenemos una cita obligada con un árbol singular: un espectacular almez con un perímetro de tronco de más de 4 metros, lo que lo convierte en el mayor de Andalucía e iguala a los más longevos de España.
Penetrando por la vegetación riparia y desde la orilla en el lado opuesto veremos el edificio de la Central Hidroeléctrica, donde como detalle ornamental se observa la cabeza de un elefante que sirve de ménsula a un pequeño balcón con arco neomudéjar y que pretende simbolizar los 10.000 caballos de potencia de la central.
Un poco más adelante en nuestra ruta, llegamos a una pequeña caseta de motores de riego (San Jacobo), construida a finales de los años cincuenta en el lugar donde existía un molino y posteriormente un barco que cruzaba a la orilla opuesta siguiendo el trazado de una antigua vía pecuaria conocida como “camino antiguo de El Carpio a Adamuz o de la Barca”. En este trayecto predominan regadíos, como los cultivos encharcados de alfalfa donde es habitual encontrar numerosas bandadas de cigüeñas y garcillas bueyeras en primavera y verano, y avefrías y alcaravanes en invierno.
Ajustándonos a la margen izquierda del río llegamos a San Antonio, un bello poblado creado por el Instituto Nacional de Colonización (1958), donde concluiremos nuestro itinerario.
Notas: Podemos realizar la ruta de manera circular, a la altura de los motores de riego, volviendo por el Camino de la Barca que nos llevará de nuevo a la localidad de El Carpio.
Ruta facilitada por la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir