Cañon del Río Bailón
Una cueva “custodiada” por un fraile de piedra, un cañón modelado por un río con “mucho ritmo” y un pueblo “agarrado” a la falda de la sierra, hacen de este sendero uno de los caminos con mayor atractivo del Parque Natural Sierras Subbéticas. ¡Sorpréndase con este paisaje formado durante millones de años y que el hombre habita hace miles de ellos!
En la parte más alta de Zuheros se encuentra el Área Recreativa Las Cruces (1) , donde tiene inicio nuestro itinerario. Con una bonita vista del pueblo comenzamos la ascensión a través de la carretera que lleva a la Cueva de los Murciélagos, Monumento Natural declarado por la Consejería de Medio Ambiente por su alto valor geológico y por las interesantes muestras de arte prehistórico que en sus paredes se han encontrado.
Zuheros es un pequeño pueblo de la Subbética cordobesa, embebido por los olivos y peñas llenas de oquedades, pero ante todo un pueblo de herencia islámica... al poco de subir la cuesta y situándonos perpendicularmente a él, podemos ver ese entramado de calles que daba a los pueblos del Al-Andalus una aire mágico.
Observe como las calles se disponen de forma casi circular alrededor del centro... un laberinto que siempre y prácticamente sin darnos cuenta, nos dirige hacia el misterioso corazón de Zuheros. Pero algo llama nuestra atención fuera de esa red de callejuelas: el castillo, vigilante incansable de las sierras cordobesas. Situado en lo alto de una roca y junto al cañón del río Bailón, su origen es árabe, aunque su aspecto actual dista mucho del de aquella época. A él debe su nombre Zuheros, pues de sujayrat, que significa peñasco, los árabes derivaban la la palabra zujayra, con la que se hacía referencia al castillo que se encontraba situado en un peñón inaccesible.
Al otro lado, subiendo la mirada, vemos la pared vertical sobre la cual se encuentra la Cueva de los Murciélagos. Los múltiples huecos y recovecos de la piedra han permitido el anidamiento de una importante colonia de chovas. Estas aves son muy parecidas a los cuervos, de hecho son un pariente muy cercano, pero diferéncielas observando el pico y sus patas…¡escandalosamente rojas! Pero además de estos pájaros, la avifauna que puede encontrar a lo largo del sendero es muy variada, y es que la inaccesibilidad y el abrigo que ofrecen estos tajos permite observar especies como el cernícalo, el halcón peregrino y el búho real. No olvide echar en la mochila unos prismáticos y una buena guía de aves, nos será de utilidad... ¡seguro!
La cuesta culmina en el mirador de la Atalaya (2) , donde podemos contemplar desde las alturas el cañón que luego recorreremos a pie de río. Nos encontramos sobre el punto más profundo de este cañón, el Tajo del Charco Hondo. Destaca la fabulosa olla, llamada La aldera, donde rompe el río Bailón buscando salir de entre estos escarpes, para seguir su camino entre olivares.
Continuamos nuestro recorrido por un camino que abandona la carretera por la derecha (3) . Avanzamos entre cultivos de olivos y almendros, ya en estado de práctico abandono. Las terrazas construidas para salvar la pendiente y retener el escaso suelo fértil son fieles testigos de la dificultad con la que se realizaba la actividad agrícola en la zona. Atravesamos, ahora, una zona muy pedregosa, entre grandes bloques de roca. Pero... ¿de dónde vienen todas estas piedras?. El agua de lluvia penetra en las rendijas y pequeños huecos de las rocas y al llegar las noches invernales, ésta se congela, aumentando su volumen. La presión del agua congelada sobre la roca produce su rotura, cayendo ladera abajo donde se acumula formando lo que se conoce como canchal. Ahora se encuentra atravesando uno (4).
Por fin alcanzamos la orilla del Río Bailón, a la altura del Hoyo de la Mora (5). La mejor época para realizar este sendero es el otoño y la primavera, ya que el río lleva agua y con ella llega la vida a sus orillas. Pero desde aquí abajo, en cualquier época del año, podemos disfrutar de un rosario de cuevas y abrigos que cuelgan de las paredes del cañón En muchas de ellas se han encontrado vestigios de habitantes prehistóricos, pero va a ser la Cueva del Fraile (6) una de las más famosas. Su nombre viene de la roca que se encuentra en su umbral de entrada y que se asemeja a un gigantesco monje encapuchado... ¡la naturaleza en muchas ocasiones parece ser de todo menos azarosa!
Continuamos junto al cauce del río y entre adelfas, higueras y zarzas lo atravesamos con cuidado en un par de ocasiones, para, finalmente alejarnos de él y continuar nuestro camino bordeando el tajo. Cuando tenemos la impresión de que todo lo que había que ver está ya visto, entre los dos macizos rocosos que forman el tajo del Charco Hondo (7) , surge Zuheros, recordándonos su presencia, a lo largo de los siglos, como guardián de la entrada a la sierra.
El sendero se cierra atravesando una parte del centro urbano de Zuheros, pero justo antes, en el puente que da acceso al pueblo (8), vemos como el Bailón pasa entre las rocas de Charco Hondo y cae en una cascada que rompe con fuerza y violencia sobre La Caldera. A partir de aquí el río queda manso y en sus orillas crecen sauces, cultivos de frutales, higueras...
Este sendero nos ofrece una fabulosa vista del Parque Natural Sierras Subbéticas, pero puede disfrutar de este Espacio Protegido a través de otros Equipamientos de Uso Público, como el Centro de Visitantes Santa Rita, desde dónde parte un sendero que entremezcla aspectos geológicos con el conocimiento de la flora del Parque: Dehesa de Vargas-Mirador de la Cabrera.