Cueva del Agua

Este sendero nos va conducir hasta la cueva del agua por una zona del Parque Natural Sierra de Huétor dominada por pinares y encinares acompañados de muchas plantas aromáticas, además de varias especies animales y unas vistas de impacto. También podremos visitar la cercana colección botánica del Arboretum, antiguo vivero forestal destinado a las extensas repoblaciones de coníferas que se hacían en estas sierras.

 

Cerca del Área Recreativa La Alfahuara encontramos el punto de inicio de este sendero (Ver 1 en el mapa). Avanzamos por una pista forestal que nos conduce hasta un estupendo mirador llamado de Víznar o de la Cueva del Gato (2) . Se puede observar el valle del río Darro, varias casas forestales, la del Gato y la de Bolones, y si nos fijamos en la cima del cerro del Maúllo podemos ver las trincheras que quedan como memoria de la Guerra Civil.

Te recomendamos que mires sobre tu  cabeza por si tienes suerte y ves alguna rapaz planeando aprovechando las corrientes de aire. Si tienes suerte, siempre podrás disfrutar de los cantos de otros pájaros de menor tamaño que nos acompañarán todo el recorrido; son difíciles de ver pero sabrás que están allí.

Ahora debemos estar atentos porque hay que tomar una senda marcada a la derecha y ascenderemos por un barranco que se llama de la Umbría (3) por ser una zona con poca exposición lumínica. Por este húmedo y fértil barranco podemos observar bastantes ejemplares naturalizados de pinsapo, alguno de los cuales supera los 15 metros de altura. Este grupo de pinsapos está catalogado como “Arboleda Singular” ya que es una especie rara que habita en la sierra de las Nieves, Sierra Bermeja, Grazalema y en el Norte de Marruecos; estos ejemplares son fruto de las repoblaciones. Este árbol tiene una forma cónica muy peculiar y sus hojas se disponen formando espirales a lo largo de la rama, fíjate, es fácil de identificar.

También podemos ver gran cantidad de pinos de repoblación y cómo las encinas, acompañadas de matorrales densos, recuperan su dominio natural bajo estas coníferas. Podemos disfrutar con nuestros sentidos y observar las numerosas plantas aromáticas de estos montes que perfuman nuestros pasos e impregnan el ambiente.

Llegamos al final de este barranco y nos plantamos en un mirador fabuloso denominado Collado de Víznar (4) con un manto vegetal, adaptado a un fuerte viento y fuerte radiación, formado por espartos, cojín de monja, salvias, etc.

Este lugar es uno de los más singulares de nuestro recorrido gracias a sus hermosas vistas: a nuestra izquierda observamos la Sierra de Almijara, Sierra Nevada y el Cerro de Víznar. Justo enfrente, los pueblos de Víznar y a su derecha Alfacar, ambos mirando a la ciudad de Granada y a su Vega. Finalmente vemos un macizo montañoso, de tonalidad rojiza, que posee en sus paredes grietas y cuevas originadas por la acción del agua de lluvia que, al entrar en contacto con el Dióxido de Carbono (CO2) que hay en el aire, disuelve lentamente las rocas calizas que componen estas sierras, dando al paisaje una gama de formas peculiares.

Caminamos rodeados de encinas y coscojas que son árboles productores de bellotas. Es curioso estudiar las diferencias de las dos especies (5) ya que aunque son muy parecidas las coscojas tienen las hojas adultas sin pelillos, el mismo color por el haz y el envés, es más arbustivo y tiene la bellota pinchuda. La encina, justo al contrario.

Dejamos atrás el encinar y justo antes de comenzar una bajada, nos llama la atención una depresión a la izquierda del camino, a modo de cubeta, más ancha que profunda (6) . Estas formas cóncavas en el terreno son las llamadas Dolinas, y se producen por el hundimiento del terreno al formarse una cueva o caverna debajo de ellas.

A los pocos minutos de pasar un antiguo transformador construido de piedra, llegamos a un estupendo mirador (7) Vamos a dar un giro completo en sentido de las agujas el reloj. Así, si comenzamos por el norte, vemos el Cerro Calavera, un perfil fabuloso de Sierra Nevada, a nuestros pies el valle del Darro y, si nos lo permiten las encinas, la Cruz de Víznar cercana a un puesto para la vigilancia contra incendios. Finalizando el giro nos encontramos con una gran fisura en la roca que parece la entrada a algún lugar misterioso.

Para nuestra sorpresa, la enorme entrada a la Cueva del Agua (8) está cerrada para evitar el deterioro que estaba sufriendo, originado por el vandalismo de algunos visitantes, pero desde fuera, nos podemos hacer una idea de las dimensiones de la caverna formada, cómo no, por el agua de lluvia. En ocasiones, estas aguas subterráneas encuentran una fisura o una capa impermeable que les hace salir a la superficie en forma de manantiales. Los pueblos se sitúan junto a ellos para aprovechar esta reserva hídrica y, como sabemos, utilizar sus buenas propiedades para hacer un rico pan, gracias a la calidad de estas aguas.

Volvemos hasta el transformador y de ahí, por la pista, hasta el final de nuestro camino, donde nos despedimos de este agradable recorrido.