Las Minas y Hornos de calcinación (Lucainena de las Torres). Un paseo por la Historia.
Recorrido: Minas de Lucainena de las Torres
| Longitud | Duración | Desnivel | Tipo | Dificultad | A pie | En bici | En coche |
 |  |  |  |  |  |  |  |
| 2,5 Km | Lineal | Baja | Si | No | No |
Época recomendable: Todo el año.
Recomendaciones: El calzado ha de ser cómodo y ropa apropiada al clima, y por supuesto se aconseja llevar cámara fotográfica. Podemos llegar a los hornos de calcinación a través de dos rutas diferentes pero igual de bonitas, coincidiendo en ambas en el punto de salida.
Como primera alternativa, partimos desde la plaza del Ayuntamiento y bajamos hasta la carretera que conduce a la nacional 340. Pasado el puente que da entrada al municipio, nos encontramos a la izquierda un cruce señalizado con dirección a Turrillas, tomando dicha dirección, subimos unos 500 m. hasta llegar a un cruce que señaliza estos restos de explotación minera, así que cogeremos el camino de la izquierda. Este camino nos conducirá a través de una pequeña subida hasta la batería de los ocho hornos de calcinación.
Para la segunda opción, partiremos igualmente, desde la plaza del Ayuntamiento hacia la Iglesia, recorremos la calle Viento y la Calle Unamuno, siguiendo la senda, que está perfectamente definida, encontraremos a la derecha vestigios del primer cementerio de Lucainena de las Torres, continuaremos nuestro recorrido ascendente hasta llegar a los ocho hornos de calcinación.
Una vez allí, inevitablemente nuestra mente nos llevará al pasado y podremos imaginar y ser espectadores de lujo de lo que fuera la actividad minera que encumbró Lucainena a cotas de desarrollo insospechadas para la época, pues aún sigue bien definido el plano del Burrucho; podremos sentir cómo descendían hasta estos hornos las vagonetas con el mineral, como las volcaban por la parte superior del horno y hasta es posible que percibamos un ligero calor debido a la calcinación del mineral; y si miramos por la parte baja de los hornos, veremos una puerta que caprichosamente se abre para que podamos observar el hierro calcinado; tras una nueva limpieza manual, los restos que no sirven son conducidos a las escombreras, entre el bullicio y el ajetreo de la faena. Es posible que ante este espectáculo, quedemos absortos y, en este estado, nos sobrecoja el peculiar sonido de las locomotoras al llegar a la estación que, con sus cinco vías, es el punto de carga de mineral con destino al embarcadero de Agua Amarga. Al volver a la realidad, podremos valorar, con verdadero sentido, nuestra peculiar ruta.
http://www.lucainenadelastorres.es
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