Arroyo de la Zarzuela
Inicio: Tramo del arroyo de la Zarzuela.
Final: El mismo arroyo.
Localización: Término municipal de Bujalance. El acceso a la zona aquí propuesta, se hace a partir de la carretera que une a Villa del Río con Bujalance, la CO-292. Saliendo desde Bujalance, después del km. 7, hay una pequeña recta que acaba en una curva hacia la izquierda. A la derecha podemos ver el arroyo que transcurre por la cañada. Justamente después de esta curva sale un camino a la derecha, entre los olivos, que nos lleva hasta el arroyo. Podemos pasear por su margen izquierda, en sentido hacia Villa del Río.
Distancia aproximada: Aquí se propone una visita a pie de un recorrido de unos 2,5 km. en total, al lugar mejor conservado de este arroyo.
Puntos de avituallamiento: Podemos abastecernos en las localidades de Villa del Río o de Bujalance.
Clasificación: Ruta fácil de realizar tanto a pie como en bicicleta o a caballo dado su corto recorrido (2,5 kilómetros) y la ausencia de pendientes.
El arroyo de la Zarzuela posee una importancia ecológica vital dentro de la campiña. Mientras que en otro tipo de paisaje podría parecer una simple mancha de árboles, en la campiña supone una verdadera isla natural dentro de una zona tan alterada por el hombre.
Este arroyo está rodeado por olivar, y debido a las dimensiones de su caja y la pendiente de sus bordes, es el único sitio del término municipal de Bujalance en donde se conserva una muestra de lo que fue el bosque Mediterráneo y un bosque galería de la campiña. Una buena observación de su vegetación nos hará comprender como el hombre, a lo largo de los tiempos, ha ido transformando la campiña en lo que hoy conocemos.
Desde el borde del arroyo podemos observar ya las dimensiones de su caja y la disposición de la vegetación: álamos blancos, sauces y olmos en el centro, por donde transcurre el agua salvo en la época estival, y encinas, arbustos y matorrales del bosque Mediterráneo (lentisco, coscoja, majuelo, jazmín silvestre, esparragueras, retama loca, ...) en los laterales, siendo además comunes las zarzas y rosales silvestres. Continuando por el margen, nos encontramos una entrada al centro del arroyo al lado de un pozo con un antiguo abrevadero. Por aquí podemos internarnos en este pequeño bosque. En donde podemos observar olmos de gruesos troncos llenos de musgo.
Si la visita se hace en primavera o verano, será fácil comprender en este momento la importancia ecológica que tiene este arroyo, ya que las condiciones de temperatura, humedad y posibilidades de refugiarse y encontrar alimento los animales aquí, son muy diferentes a las que se dan en el olivar circundante. Si seguimos andando por el arroyo, es preferible hacerlo por la margen derecha y después de haber andado unos 200 metros, podemos salir por esta margen de nuevo al exterior. Continuando hacia delante, encontramos una zona aclarada con tan solo algunos árboles dispersos, siendo esto más o menos lo que domina hasta la desembocadura en el arroyo Cañetejo.
Por ello, es preferible volver por la margen derecha. Podemos cruzar el arroyo por el mismo lugar por el que nos adentramos o seguir por este margen. Si optamos por la última posibilidad, pronto desaparecerán los árboles y siguiendo el arroyo, que va perdiendo sus dimensiones, podemos ver zonas con predominio de taraje. Aquí podemos cruzar el arroyo y volver hacia el lugar de Inicio de nuestra ruta.
La fauna de esta zona es muy variada, con especies que son prácticamente imposibles de ver en el olivar, siendo este arroyo como una isla para ellas. Son abundantes conejos, habiendo también zorros, comadrejas e incluso ginetas. El grupo de las aves probablemente sea el más llamativo, habiendo un gran número de especies de paseriformes, destacando por su abundancia fringílidos como verderón, verdecillo y jilguero.
Especies como carbonero y herrerillo, que en el olivar cada vez son más escasos, son frecuentes aquí. Se pueden ver varias especies de currucas y en invierno suelen ser frecuentes los zorzales, dentro del arroyo chotacabras, pito real, oropéndola e incluso torcecuello y sobrevolándolo se pueden divisar rapaces como el ratonero, cernícalo, milano real y aguilucho cenizo.
Trato especial nos merece el aguilucho cenizo, por motivo de la mecanización agraria. Dado que son los cultivos de cereal los lugares escogidos por esta bella rapaz para la ubicación de sus nidos, coincidiendo su período reproductor con la época de siega. Debido a la utilización de cosecha-doras y de cereales de ciclo corto, se abrevian considerablemente los períodos de recogida. Año tras año, los aguiluchos cenizos ven como sus crías, todavía indefensas e incapaces de levantar vuelo, mueren entre la cuchillas de las cosechadoras, factor que está poniendo en extremo aprieto la supervivencia de la especie.
Ruta facilitada por la Mancomunidad de Municipios del Alto Guadalquivir