Bosques y Marismas de Doñana (medio día)
Para realizar esta ruta es necesario contactar con la emprea discoveringdoñana, que ofrece el recorrido en régimen de autorización administrativa. Es necesario contactar previamente con la empresa para realizar la reserva.
www.discoveringdonana.com Teléfono 620964369
La ruta estrella es sin duda la que, partiendo de la aldea de El Rocío, se adentra primero en los pinares del Coto del Rey y después continua, atravesando el Parque Nacional, hacia las marismas y los arrozales del norte.
Se parte de la aldea del Rocío. Bordeamos la Madre de las Marismas, el extremo mas occidental de las inmensas Marismas del Guadalquivir, para continuar por el camino tradicional rociero de la Raya Real. Enseguida nos adentramos en los pinares de Coto del Rey, antiguo cazadero real, donde es posible observar las especies de plantas y animales más características que habitan nuestros ecosistemas de bosque mediterráneo.
El pino piñonero es el rey del bosque, a sus pies, una cobertura de denso matorral formado por enormes matas de lentisco y numerosas especies de jaras y otras especies adaptadas a nuestro clima mediterráneo, constituyen el refugio ideal para zorros, tejones y meloncillos, siendo esta además una de las zonas de mayor densidad del lince ibérico en el mundo. Ciervos, gamos y jabalís campean a sus anchas, mientras que los grupos familiares de rabilargos ponen una nota de color y sonido en los pinares.
Al otro lado de la Cancela del Vicioso nos encontramos en los terrenos restringidos del Parque Nacional, dejamos la vía pecuaria más famosa de Andalucía para adentrarnos en una de las manchas boscosas mejor conservadas del primigenio bosque de alcornoques y acebuches que, en un pasado no muy lejano, cubría la mayor parte de las tierras bajas que rodean las marismas del Guadalquivir.
Allí soñamos durante unos kilómetros con la posibilidad de encontrarnos con uno de los últimos representantes de la especie de felino más amenazada del mundo. Ímprobos esfuerzos se están llevando a cabo por parte de todas las administraciones, para que en un futuro podamos seguir disfrutando de la elegancia de su caminar entre las “matas gordas” de lentiscos que dan nombre a la zona.
Esta es una zona de transición entre el bosque y la marisma, entre la arcilla y la arena que cubre los suelos de Doñana. Allí no es difícil observar la silueta del águila calzada, el milano real, el ratonero o incluso la, también amenazada de extinción, águila imperial ibérica. Ciervos y gamos cruzan al trote el camino para ocultarse entre el matorral o pastan en grupos en los límites del bosque.
La naturaleza muestra su variedad cuando, al dejar atrás los últimos alcornoques centenarios, se abre ante nuestros ojos la inmensa extensión de la marisma del Guadalquivir. Su infinitud abruma los sentidos, y la vida que alberga se muestra de tan diferentes maneras como distintos son los días a lo largo de un año. No en vano decimos todos los que trabajamos y vivimos en la zona que Doñana no es una, sino cuatro. Al menos cuatro caras diferentes muestra Doñana a sus visitantes dependiendo de la estación del año en la que se visite.
En Primavera, la marisma acaricia los sentidos con sus colores y sonidos. Decenas de miles de aves acuáticas aprovechan las inmejorables condiciones que ofrecen estas tierras para su reproducción o para su merecido descanso en su camino migratorio hacia sus cuarteles de verano en Europa.
La marisma es un mar verde, la castañuela oculta a la vista el agua que se ha ido acumulando durante el invierno y alegra la vida de sus habitantes. Garzas, ánades reales, fochas, cigüeñuelas, avocetas, fumareles y una larga lista de aves se arremolinan en las zonas de cría, disputando su derecho a la existencia frente milanos negros y aguiluchos laguneros, que surcan amenazadores los cielos.
Rodeado por la marisma, el Centro del Parque Nacional Cerrado Garrido ofrece un descanso a los visitantes y un inmejorable punto de observación de la mayor colonia de cría del Morito en Europa. Flamencos, garzas imperiales, garcillas, garcetas, martinetes, calamones, fochas, somormujos, zampullines y otras muchas especies ofrecen sus mejores galas a los ojos de aquellos que saben disfrutarlo. Al fondo, poniendo límite a la inacabable llanura, se elevan las dunas móviles de Doñana, que en su viaje sin retorno van a morir en ella.
Este sería el punto final para medio día de excursión. Se vuelve normalmente por el mismo camino al Rocío.